ZÁRATE.- Como una metáfora del destino, el Club Náutico Arsenal, donde en algún momento jugaron al rugby los ocho acusados de asesinar a Fernando Báez Sosa, y el Náutico de Zárate, el otro más importantes de aquí, se viven dos realidades: mientras del segundo entran y salen personas permanentemente y se escuchan las risas de los chicos en la colonia de vacaciones, el Arsenal está vacío, quieto, silencioso.
A unas veinte cuadras de allí, vivía Máximo Thomsen, el joven de 23 años señalado por los testigos como el más violento del grupo, en una casa de dos plantas pintada de color marrón.