Una vez más, Yerlis Ballesteros está huyendo para no morir. De pequeña lo hizo de la mano de su madre. Ahora se vio forzada a salir con sus dos hijos de las montañas de Colombia donde combatió antes de tratar de vivir en paz.
Sin embargo, la violencia que financia el narcotráfico arruinó sus planes y los de sus excompañeros en la disuelta guerrilla de las FARC.
El miércoles, 93 antiguos rebeldes y familiares emprendieron un viaje sin regreso en plena pandemia, tras llorar a 12 de los suyos asesinados en los últimos cuatro años.
"Se rebosó la copa.