Cada mañana, cuatro niños descalzos cantan orgullosos el himno nacional mientras se iza la bandera tailandesa frente a su escuela, un edificio sobre pilotes rodeado por el agua.
Son los últimos alumnos de Ban Khun Samut Chin, un pueblo costero situado a menos de 10 kilómetros de Bangkok lentamente engullido por el océano.