El miércoles 1 de febrero de 1989 uno de los gurúes más escuchados por establishment económico porteño concluía una de sus habituales reuniones mensuales diciéndoles a los empresarios presentes que se podían ir tranquilos de vacaciones.
Apenas habían pasado dos días hábiles y un fin de semana lleno de rumores cuando el lunes 6 de febrero antes de iniciarse la rueda, el Banco Central de la República Argentina emitió un escueto comunicado en el que anunciaba que se suspendía la modalidad de subastas de divisas recientemente implementada que estaban destinadas a satisfacer la demanda de moneda extranjeras, por lo que oficialmente se retiraba del mercado cambiario.