Fernando Alonso finalizaba los primeros entrenamientos libres del Gran Premio de Australia cargado de ilusión después de ver lo cómodo que se sentía a bordo del Alpine. En los FP2 terminaba cuarto y nos las prometíamos muy felices hasta que en la clasificación todo se torció por culpa de un fallo de fiabilidad cuando venía para marcando el mejor crono. Podríamos pensar que en carrera la suerte caería de su lado y no es que no haya habido, sino que ha tenido de la mala. Sí, otra vez.
Saliendo en décima posición y con un neumático más duro que el resto la parte más difícil de la carrera era claramente el inicio.