Arropados por la penumbra absoluta de la noche, los palafitos de un pequeño asentamiento sobre el Lago de Maracaibo, en Venezuela, se iluminan gracias a los incesantes destellos que le han valido a esta región el título de "capital mundial de los relámpagos".
En los pueblos de agua de esta zona del estado Zulia (noroeste), el "Relámpago del Catatumbo", como se le conoce a un ciclo de tormentas único en el mundo, es considerado un "faro" que durante siglos los ha ayudado a guiarse cuando navegan en la oscuridad.
Algunas noches, además de los resplandores, puede verse la vía láctea y un cielo tan salpicado de estrellas que no se necesitan telescopios, ni equipos especiales para apreciar un espectáculo tan alucinante como inverosímil.