Refugiados en el silencio, desde el gobierno de Alberto Fernández evitaron expedirse sobre la dura derrota del presidente de Chile y aliado regional, Gabriel Boric, en la votación sobre la nueva Constitución en el país vecino.
“Es un golpe para Boric. La diferencia va a agrandar a la ultraderecha que quiere seguir con la misma Constitución y no cambiar nada”, expresaba una alta fuente diplomática cuando los resultados ya otorgaban una ventaja irremontable para el rechazo a la propuesta de una nueva ley fundamental para ese país.
Desde la Cancillería que encabeza Santiago Cafiero y la embajada argentina que conduce Rafael Bielsa evitaron sentar posición pública sobre el proceso electoral, pero fuentes relacionadas con el vínculo bilateral reconocían que la propuesta avalada por Boric era “una propuesta de máxima”, y que en contra se expresaron “distintos no”, no necesariamente compatibles entre sí, como la despenalización del aborto, los derechos mapuches o la denominación de “estado plurinacional” vigente en Bolivia.