Ayman al-Zawahiri nació en Egipto, es señalado como el cerebro detrás del peor atentado en la historia de Estados Unidos, y murió hace una semana en el balcón de una casa en Kabul, Afganistán. Con una mirada global, ideó, junto a su antecesor, Osama bin Laden, la estrategia del “enemigo lejano” de Al-Qaeda, con el objetivo de atacar Estados Unidos. Pero durante sus once años de gestión, apenas pudo seguir su propio manual. La agrupación perdió poder de fuego en Occidente, aunque ganó presencia en otras regiones del mundo, a través de una red descentralizada de filiales, un enfoque similar al que tuvo que adoptar su principal rival dentro del mundo jihadista, Estado Islámico, tras la pérdida de líderes, territorio, combatientes y financiamiento.