El proceso de ratificación de la persona que reemplazará en la Corte Suprema a la recién fallecida jueza Ruth Bader Ginsburg es en Estados Unidos una fuente de polarización, tensión y conflicto político.
Primero porque el presidente Donald Trump y el Partido Republicano han avanzado a todo vapor para lograr la ratificación este mismo año, incluso antes de las elecciones del 3 de noviembre, de su nominada Amy Coney Barrett, una jueza conservadora que de ser ratificada inclinaría sustancialmente a la Corte Suprema hacia la derecha. Los demócratas consideran que se debe esperar a las elecciones para que se escuche la voluntad popular y sea el presidente electo quien haga esa nominación.