La película podría comenzar por el final. Podría empezar con la penetración de Lorenzo Brown, la ayuda absurda de Thomas Heurtel y el balón doblado a la esquina, donde espera Alberto Díaz. Esa sería una buena presentación del personaje: el chico que sabía estar en el lugar adecuado. Díaz recibe, con el marcador 82-70 y un minuto y medio en el cronómetro. El partido está ganado desde hace un buen tiempo, probablemente desde que España decidió que ni siquiera los fallos arbitrales iban a torcerle el rumbo. Aun así, sería tan bonito que aquel chico pelirrojo metiera el tiro.