Damaris Silva se vio en mayo ante el mayor desafío de su trabajo en enfermería en el Hospital El Pino, uno de los centros más presionados por la crisis del coronavirus en Chile. Pero ella recurrió a su violín para gran confort de sus pacientes y sus colegas.
Con su voz, su violín y también su fe, Damaris decidió que en esos días tan oscuros en el hospital, después de una jornada de 9 horas, entonaría melodías que pudieran escuchar desde la unidades de cuidados intensivos pacientes en coma, entubados, y otros que apenas un poco mejor pasaban la pandemia con miedo a perder la batalla en El Pino, ubicado en la parte sur y humilde de Santiago.