Dieciséis mujeres -ocho de cada lado- halan fuertemente de una cuerda sobre un descampado, entre vítores y aplausos de un centenar de espectadores de la competición de soga en los Juegos Ancestrales Indígenas de Panamá.
Descalzas, visten largos vestidos tradicionales de manga corta y colores vivos: rojo, amarillo, rosado o azul, con algunos detalles geométricos o lineales. En su semblante se refleja el esfuerzo.
"Aquí venimos a demostrar que la mujer también tiene fuerza y tiene el derecho a la igualdad", dice a la AFP la indígena buglé Milka Juárez, una de las participantes en la competición de soga.