Una profusión de flores con tonos variados de rosa y borgoña profundo, emergiendo de una base de follaje verde de formas e intensidades múltipes.
Cada detalle en la corona de flores sobre el ataúd de la reina Isabel II durante el histórico funeral de este lunes cuenta una historia.
Las coloridas flores y plantas, extraídas de los jardines de diferentes propiedades reales, fueron elegidas por su simbolismo.
A pedido del rey Carlos III, la corona para el funeral de la monarca contenía flores y follaje cortados de los jardines del Palacio de Buckingham y Clarence House en Londres, y Highgrove House en el condado de Gloucestershire.