Hábil, el ministro Sergio Massa terminó de capitalizar el único anuncio que podía hacer el presidente Alberto Fernández en su accidentada gira por Asia: la flexibilización por parte de China del préstamo (swap) que desde hace años engrosa las reservas del Banco Central (BCRA). Según aseveran en el Gobierno, de ese préstamo de US$18.000 millones que casi no tenía más función que cosmética, ahora se podrán usar –una vez sorteadas las altas vallas burocráticas– poco menos de US$5000 millones (35.000 millones de yuanes) para intervenciones en el mercado cambiario. Un alivio para un BCRA que pierde reservas a diario, pero apenas una gota de agua en un desierto que se agrava con la sequía e inquieta con la llegada del verano.