El confinamiento ha obligado a miles de empresas a implantar el teletrabajo, dando un empujón a la deslocalización residencial. La crisis del coronavirus está haciendo que muchas personas se cuestionen su estilo de vida, planteándose abandonar la gran ciudad y mudarse a un municipio más pequeño o a un pueblo.
Aunque no será de la noche a la mañana, ni a gran escala (porque no todos los trabajos pueden deslocalizarse), lo cierto es que la crisis sanitaria está acelerando un proceso que será inevitable durante la próxima década: el ‘éxodo urbano’. Durante muchos años, la distancia ha sido uno de los motivos que podían limitarnos a la hora de conseguir un trabajo.