El aforista norteaméricano Mason Cooley decía que "las excusas no cambian nada, pero hacen que todos se sientan mejor".
Inundar la calle de pesos parece ser la nueva estrategia del Gobierno, ante los distintos desajustes que se encuentran pasando en la economía. No solo ejerce presión sobre las distintas variables económicas como el dólar oficial, riesgo país, déficit fiscal entre otros: "imprimir pesos" siempre dispara la inflación más rápido que temprano.
En este sentido, el billete de $1.000, el de mayor denominación en el país, hoy representa solo el 15% de lo que significaba a fines de 2017, cuando fue lanzado.