Lo normal es que un cliente pague por un producto cuando lo compra.
En un mundo al revés, el dueño del negocio le tiene que pagar al cliente para que se lleve el producto porque hay muy poca demanda, no tiene dónde almacenarlo y además hay un virus que amenaza con provocar un desastre económico.
Eso fue justamente lo que ocurrió el lunes cuando el precio del petróleo cayó a menos de cero. Y aunque este martes se recuperó, aún permaneció históricamente bajo.
Nunca antes el crudo WTI (el que se transa en Estados Unidos) había llegado a ese extremo.