Las imágenes de cientos de presos hacinados, semidesnudos, esposados y amontonados en plena pandemia del coronavirus logró que medio planeta mirara hacia las cárceles de El Salvador.
Fue el mediático paso de su gobierno para dar a conocer internacionalmente sus drásticas medidas contra los miembros de pandillas encarcelados, convencido de que sus órdenes desde prisión están detrás del reciente incremento de homicidios en el país.
Aislamiento total sin ver la luz del sol o la inédita mezcla en la misma celda de miembros de maras rivales a muerte fueron algunas de las iniciativas del Ejecutivo salvadoreño que recibieron duras críticas de organismos de derechos humanos.