Si las pequeñas acciones sirven para retratar a las personas, Rafael Nadal es la fotografía más fiel de la empatía, de la educación y del saber estar. En cada torneo que juega deja constancia de la calidad humana que atesora y en el Open de Australia lo ha vuelto a hacer, aunque le pese a más de uno.
La escena de lo que sucedió en Melbourne se ha repetido hasta la saciedad en redes sociales. Se produjo durante el encuentro que el español disputó con victoria frente al argentino, Federico Delbonis, donde Nadal propinó de manera fortuita un pelotazo de varios kilómetros por hora al rostro de una recogepelotas.