Había una época en la que los centrodelanteros eran más noticia por las infracciones que recibían, que podían terminar en penales o en tiros libres peligrosos a la altura de la medialuna del área, para que algún compañero especialista explote su buena pegada. Hoy, una de las modernizaciones del fútbol (en cuanto al juego) está apoyada en que, además de hacer goles y jugar para los volantes, los puntas tienen que sacrificarse mucho: ser los primeros defensores del equipo. Esa es apenas una de las varias virtudes de Adam Bareiro, el delantero de San Lorenzo que atraviesa un buen presente.