"Cuando gano estoy dentro, y cuando pierdo, estoy fuera", dijo Zinedine Zidane en rueda de prensa previo al partido ante el Osasuna, por la sexta jornada de Liga. Así respondía el francés ante las preguntas de si le molestaba que se dudara de él, pero bien es cierto que la victoria ante el Sevilla del pasado domingo le dio una bocanada de oxígeno importante.
Tras la debacle en París, en el conjunto blanco tenían claro que la posibilidad de calmar las aguas pasaba por el Ramón Sánchez Pizjuán, donde el equipo recuperó una confianza y una intensidad que parecían perdidas, y que Zizou tanto insistía en rescatar.