En 1989, un joven rubio holandés llegaría al Barcelona. No sería el único de ese país en el conjunto azulgrana, pero si el defensa al que el destino le tenía preparado una sorpresa especial.
En su primer año en el conjunto catalán, el equipo ganó la Copa del Rey. En una final en la que él fue titular, el Barcelona se impuso por 2-0 al Real Madrid en el partido decisivo. Sin embargo, los blancos se harían con el título liguero. Poco importaría en la ciudad condal, porque las 4 siguientes temporadas, el Barça conseguiría 4 ligas seguidas.