Rodrygo aterrizó este verano en el Real Madrid, pero en sus primeros meses ha pasado prácticamente desapercibido en el primer equipo hasta que ha llegado su gran semana. El delantero brasileño debutó ante Osasuna en el Bernabéu y cuando apenas llevaba un minuto sobre el terreno de juego anotó un gol para sentenciar la victoria de su equipo. Lo que se dice llegar y besar el santo. Y hay quienes piensen que su gol recién entrado en el campo es simplemente suerte, pero lo de Rodrygo no es cuestión de un día. El fin de semana con el Castilla lo volvió a hacer, volvió a demostrar que es un auténtico talento capaz de adaptarse a cualquier equipo y doblegar a cualquier rival.