Estar tres partidos consecutivos sin conocer la victoria es algo tan inaceptable como extraño en un equipo como el FC Barcelona. Tras la derrota en Leganés, el pesimismo comenzó a instalarse en una parte de la afición blaugrana y después del empate en casa ante el Athletic incluso llegó a aparecer esa palabra tan temida, crisis.
El Barça de Ernesto Valverde había entrado en crisis. En defensa se cometían errores, Rakitic y Busquets no sacaban su mejor versión, Messi dejó de obrar milagros, y algunos ya veían a Ernesto Valverde en la cuerda floja.