La férrea rivalidad entre América y Pumas ha hecho que, con recurrencia, la violencia se haga presente y se traslade a más allá del campo. Tal es el grado de tensión en el Clásico entre ambos que desde 2001 las águilas decidieron llegar a C.U. en camionetas blindadas. De lo contrario, su autobús oficial solía sufrir los estragos de la rivalidad en forma de piedras y cuanto objeto sea útil para resquebrajar, al menos, los cristales del transporte azulcrema.
Por fortuna, en el balompié la violencia no siempre tiene vida eterna, y tras no presentarse algún suceso de gravedad en el último tiempo en las inmediaciones de C.