Tanto en la vida como en el fútbol, hay veces que uno tiene que saber cuando tomar la palabra y cuando darse cuenta que ya fue suficiente, que lo que ya está hecho no se puede modificar y que a veces hasta la podés seguir embarrando sin sentido alguno.
El claro ejemplo para tratar de justificar lo que estoy explicando es el de Roddy Zambrano, el árbitro ecuatoriano que dirigió nada menos que la semifinal entre Brasil y Argentina por la Copa América 2019, donde el conjunto de Tité ganó por 2 a 0 con dos penales no sancionados para la Albiceleste y que ni siquiera fueron revisados en el VAR.