Hace 18 años, la FIFA decidió dar un paso hacia la apertura a otros mercados con la intención de atraer a más aficionados al fútbol pero con la sombra de intereses económicos. La elección de Corea y Japón como sede mundialista abrió un nuevo camino a otros países fuera de Europa y América que ha acabado con Catar como la organizadora de la cita en 2022 y el presidente de la FIFA de entonces, Joseph Blatter, destituido por sospechas de gestión desleal en la compra de votos y lavado de dinero.
También a nivel de clubes se tomó la misma dirección al cambiar el formato de la Copa Intercontinental para dar paso a un Mundial de Clubes donde, además del campeón de Europa y de Sudamérica, participaran los campeones del resto de continentes.