“El corazón tiene razones que la propia razón no entiende”, reza uno de los dichos populares antiguos pero de esos que sirven para toda la vida.
Uno de los ejemplos más claros para darle vida a dicha frase es el de Isamu Kato, un japonés que se hizo hincha de Boca Juniors a pesar de vivir a más de 18.000 kilómetros de Argentina.
El fanático comenzó a hacerse conocido en el mundo futbolero luego de viajar durante 33 horas desde Tokio hacia Buenos Aires para observar la primera final de la Copa Libertadores de América entre Boca y River, encuentro que se terminó suspendiendo por el temporal que azotó La Bombonera.