Parece que está de moda eso de recrear a los ídolos futbolísticos en forma de estatuas, homenajear a jugadores de la élite como si fuesen generales romanos, senadores griegos o dioses de cualquier religión antigua, retratarlos en bronce o cualquier otro material escultórico para crear un recuerdo imborrable. Sin embargo, últimamente, ese recuerdo está pasando a ser más bien una pesadilla.
Este afán por recrear a los futbolistas en forma de estatuas está más cerca de las figuras de cera del Museo de Cera de Madrid que de las detalladas esculturas de la antigüedad, pasando de ser arte a convertirse en el foco de bromas y risas en las redes sociales por su escaso parecido a la realidad.