"Correré como un negro para vivir como un blanco", así comenzaba la etapa de Samuel Eto'o en el conjunto blaugrana, con esta declaración de intenciones que dejó en su presentación, un adelanto de lo que estaba por llegar. El delantero camerunés había explotado en Mallorca a las órdenes de Luis Aragonés y llegaba a la Ciudad Condal con esa mezcla de rabia y esperanza que siempre le caracterizó.
Un sentimiento, el de rabia, que aprovechaba mejor que nadie sobre el terreno de juego y que le venía de su Camerún natal, de la lucha por llegar al cielo desde el barro de su tierra, y de su llegada al máximo rival del equipo que le sacó de allí para, a su juicio, despreciarle después.