Cuando las cosas van tan bien dentro de un club, es fácil que cualquier pequeño gesto, cualquier detalle, sea el que suponga una mancha, un fallo que corregir. Eso mismo debió pensar Pep Guardiola al finalizar el partido del domingo entre Manchester City y Manchester United cuando reprendió a su jugador Raheem Sterling, acaparando la atención de todas las miradas presentes y también de las cámaras, que lo mostraron al resto del mundo.
Los 'Citizens' acababan de imponerse por tres goles a uno a su máximo rival histórico en una auténtica exhibición de fútbol en el Etihad Stadium.