Convertirse en futbolista profesional es el sueño de muchos niños. Lograrlo y además ser nombrado mejor jugador del mundo con tan solo 22 años, es un escenario de cuento de hadas. Sin embargo, no todos los cuentos tienen final feliz y a veces hay quien odia su final.
Michael Owen, que ganó el Balón de Oro en 2001, ha confesado en una entrevista para BT Sport que odió el deporte rey en los últimos siete años de su carrera, donde las lesiones fueron un calvario. Inició su trayectoria profesional en el Liverpool en 1996 y se retiró en 2013 vistiendo la elástica del Stoke City.