El jugador galés fue el encargado de transformar la pena máxima que le dio los tres puntos al Real Madrid ante el Levante, pero a la hora de festejarlo se mostró visiblemente enfadado.
Gareth Bale fue uno de los nombres propios en el partido entre el Levante y el Real Madrid. El galés entró en el terreno de juego en el minuto 74 en sustitución de Karim Benzema y anotó el 1-2 definitivo desde el punto de penalti, pero no quiso celebrar su gol y se dirigió hacia el centro del campo.
El jugador está enfadado por su situación actual dentro del vestuario y no quiso disimular su actitud.