Este tenía que volver a ser su año. Con la Juventus fuera de la Champions antes de lo previsto, con un Luka Modric que para nada está siendo el del mundial, y con su ritmo anotador que la va a llevar directamente a otra Bota de Oro parece que el camino se despejaba para que Leo Messi se alzara con su sexto Balón de Oro. Pero a veces no basta con ser el mejor de la historia para ser el mejor jugador del año, ni con llamarte Leo Messi para alcanzar una final de Champions.