Hoy es 1 de enero, primer día del año natural. Día en el que la gente normal aprovecha para hacer repaso de cómo han sido sus últimos 365 días, intenta quedarse con lo mejor y promete olvidar lo negativo mientras pide sus nuevos deseos y mejores augurios al ritmo de un reloj y de su capacidad de comerse doce uvas en doce segundos. Mi máximo respeto a todos aquellos que lo conseguís. Sin embargo, yo, y puede que algún que otro loco obsesionado con el césped y el esférico, no le doy demasiada importancia a este día. Mi año termina cuando acaba la temporada y entre el final de la última competición y la pretemporada siempre existen unos días en el que me replanteo mi existencia en el mundo.