El multimillonario Roman Abramovich es más conocido por su faceta de propietario del Chelsea que como empresario y oligarca del petróleo, pero pudo no haber sido así. La compra del equipo londinense llegó de rebote, como explican Joshua Robinson y Jonathan Clegg en su libro "The Club: How the english Premier League became the wildest, richest, most disruptive force in sports".
Los dos periodistas deportivos cuentan en su libro como el magnate ruso llegó a Londres con la idea de comprar el Arsenal, pero el banco suizo UBS, contratado por Abramovich para analizar el fútbol inglés en sus aspectos económicos, le desaconsejó hacerlo y le dijo que no estaba en venta.