Es complicado pedir a los aficionados de una franquicia que lleva ocho años sin ganar más de 29 partidos que tengan paciencia. Mucho menos en la que posiblemente sea la temporada más ilusionante en años.
Por eso, que los Kings de Sacramento hayan comenzado la temporada con un balance de 1-4 quizás no sea lo más positivo. Hasta anoche, las derrotas ante Clippers de Los Ángeles y Grizzlies de Memphis entraban dentro de lo previsto. Igual que ganarle a Los Lakers de Los Ángeles. Pero caer en Phoenix ante los Suns y de la manera en la que el equipo lo hizo, no es precisamente halagüeño.