TOKIO — La ceremonia de apertura de la 32ª edición de los Juegos Olímpicos de Verano se desarrolló de forma discreta el viernes por la noche en un estadio casi vacío en Tokio, e inauguró unos Juegos que se han retrasado un año y cuyo ambiente se ha visto mermado por una tenaz pandemia.
Con una asistencia limitada a menos de 1000 dignatarios, periodistas y otros invitados en un estadio olímpico con capacidad para 68.000 personas, la pieza central de la ceremonia —el desfile de los atletas— se escenificó íntegramente para la televisión.
Los atletas con mascarillas, muchos de ellos en contingentes reducidos para preservar el distanciamiento social, saludaron a los inexistentes aficionados al desfilar.