Las recompensas para las ligas y organizaciones deportivas internacionales son simples: lucrativos contratos de transmisión, abundantes oportunidades de patrocinio y millones de nuevos consumidores.
Los riesgos también son obvios: comprometer valores, pesadillas de relaciones públicas y una atmósfera general de opacidad.
Durante años, analizaron el mercado chino, midieron estos factores y llegaron al mismo resultado matemático: que los beneficios de hacer negocios ahí superan a las posibles desventajas. La NBA podría caer en una humillante crisis política a raíz de un solo tuit y los contratos millonarios podrían desvanecerse de la noche a la mañana, pero se pensaba que China era una mina de oro potencial.