A medida que las tropas rusas han ido entrando en Ucrania, los funcionarios de Pekín se han enfurecido ante cualquier insinuación de que, por proteger a Moscú, traicionan un principio básico de la política exterior china: que la soberanía es sacrosanta.
Ni siquiera lo llaman invasión. Lo describen como “la operación de Rusia”. O la “situación actual”. Y el líder chino, Xi Jinping, dice que su posición respecto a la crisis es perfectamente coherente.
“Los cambios bruscos en las regiones orientales de Ucrania han estado llamando la atención de la comunidad internacional”, dijo Xi a su homólogo ruso, Vladimir Putin, en una llamada el viernes, según un resumen oficial chino.