En Inglaterra, unos artistas encendieron una estructura en llamas. En la costa de Jersey, se grabaron nombres en conchas y rocas. Con más de seis millones de muertos, los monumentos conmemorativos han ido evolucionando.
LONDRES — Pedazo a pedazo, el santuario de la COVID-19 nació en la cima de una colina en la pequeña ciudad de Bedworth en el centro de Inglaterra. Se suponía que el proceso era una metáfora de la vida del ser humano. Como los huesos que se fusionan con el tiempo, la estructura crecía cada vez más conforme los creadores del túmulo unían intricadas piezas de madera, formando una estructura esquelética que por fin se sostuvo sola, después de alcanzar 20 metros de altura.