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Hacia el final de su carrera, el hombre conocido como “Say Hey Kid” no se parecía en nada a la fuerza extraordinaria que estuvo en el centro del imaginario colectivo estadounidense durante gran parte del siglo XX.
El “Kid”, Willie Mays, tuvo problemas en el plato y tropezó entre las bases. En un momento, se preparó para una línea que venía en su dirección, una bola que habría atrapado fácilmente durante la mayor parte de su carrera. Pero Mays se cayó. Otro error en los jardines provocó que el juego se empatara en la novena entrada.