Por Miguel Ángel Martín
Columnista de Timberwolves.com
Ya queda lejos el día en el que los Timberwolves, guiados por el instinto de Flip Saunders, elegían a Karl-Anthony Towns en el número uno del draft de 2015. La primera vez que los Lobos tenían este privilegio. El acierto ha sido pleno.
Llegaba a la cita del draft con unas excelentes credenciales: Gran altura, con brazos largos y mucha potencia física, sobre todo para su edad, con una interesante capacidad técnica y repertorio ofensivo. Gran potencial en el poste bajo, debido a su tamaño, manos seguras y toque, buen pasador y corre muy bien la cancha (esto lo demostró con creces a la lo largo de la temporada).