Derrotas de esas que duelen.
Eso sufrieron los Lakers en su visita del sábado a Houston, tras perder un partido apretado ante James Harden y los Rockets en el Toyota Center.
Las razones abundan, si se tiene en cuenta que se desperdició una ventaja de 21 puntos, que Lonzo Ball terminó haciéndose rayos-X en un hospital de la zona, y que el equipo perdió ante un rival directo en la carrera por la postemporada.
Sin embargo, el vaso medio lleno siempre es la mejor opción, y los Lakers tienen mucho que rescatar.
La estrategia de Luke Walton de enfocarse pura y exclusivamente en James Harden dio resultados, ya que los francotiradores locales no lograron hacerle suficiente daño a los laguneros – al menos hasta que Ball debió dejar la cancha por un esguince en su tobillo izquierdo, provocando un efecto dominó en las rotaciones.