LAS VEGAS – La derrota del miércoles fue el ejemplo perfecto de que los Lakers no vinieron a Las Vegas a buscar resultados.
El revés ante los Dallas Mavericks duele más por la forma (caída apretada tras remontar una desventaja de dobles dígitos) que por el marcador en sí, y en realidad termina siendo una victoria rutilante para el proceso.
El resultado verdaderamente no importa cuando Julius Randle luce de la manera que lo hizo ante la afición del Thomas & Mack Center. El ala-pivot demostró la misma explosividad y el mismo nivel de habilidad que en días anteriores, pero el miércoles lo complementó con mucha más precisión y coordinación.