Estos han sido los 11 meses más largos en la joven vida de Isaiah Thomas. El baloncesto, su mejor amigo de toda la vida, ya no estaba para acompañarlo. Una compleja lesión a la cadera que se originó de la manera más discreta hace casi dos años lo alejó del baloncesto mientras recorría un largo y tortuoso camino.
Thomas se vio obligado a recorrer ese camino para volver a jugar.
Muchos meses más tarde y después de un viaje lleno de altibajos, esperanza y duda, lo ha conseguido. Y ahora, a unos días antes de un partido de All-Star de la NBA, de esos en los que se convirtió en una leyenda, Thomas está de vuelta.