La primera interacción entre este profesor adjunto universitario en su primer año de trabajo y Katy Winge llegó por correo electrónico.
Era una solicitud para salir de clase.
La primera clase. De cinco sesiones. En la escuela de posgrado. En Northwestern.
Chris Herring no estaba seguro de lo que debía hacer.
"Ella me escribió enseguida, antes de que la clase comenzara, y me dijo: 'Hola, profesor: si está bien, y me autoriza, realmente necesito faltar a la primera clase'", comenta Herring entre risas. "Y pensé: '¿Cómo?'"
Pensó en lo que debía hacer.
"Y así, inmediatamente, obviamente nunca había dado clases antes, estaba tratando de pensar en qué tan duro tenía que ser con mis estudiantes con respecto a faltar a clases en un trimestre de cinco clases", reconoce riéndose.