Cuando Charlie Villanueva llegó a los Dallas Mavericks lo hizo con un contrato para el training camp y en una plantilla en la que, aparentemente, todos los huecos estaban cubiertos. Sin embargo, su entrega y su juego durante aquella pretemporada de 2014 obligaron a los Mavs a abrirle un hueco como fuese. En muy poco tiempo, se había ganado la confianza de entrenadores y compañeros, al mismo tiempo que admiraba el funcionamiento de una organización de primer nivel.
“Desde el primer día esta organización me ha dado la bienvenida a mí y a mi familia con los brazos abiertos.