Los Cowboys tenían todo lo necesario para llevarse la victoria – tres victorias consecutivas, partido en casa, una defensa prácticamente completa y el gran regreso de su corredor titular, Ezekiel Elliott – ante un equipo de los Seahawks que tampoco ha tenido una temporada muy exitosa.
La derrota ante Seattle, 21-12, terminó con cualquier esperanza de postemporada para los Cowboys y comprobó que el problema de Dallas va más allá del talento de los jugadores que están en el campo – aunque ahí también hay que hacer cambios.
Simple y sencillamente, la decisión de los entrenadores no sólo les costó el partido sino que la temporada completa.